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PERFECT DAYS

la casa del sol naciente

 

Miriam Gálvez Mancera

 

 

Desde temprana edad me sentí atraída por la poesía y el cine, pero cuando conocí el trabajo de Wim Wenders cobraron mayor relevancia con Wings of Desire (1987), estupenda e imborrable experiencia cinematográfica. La historia se marcó como cicatriz íntima. Llegó en momentos desesperados, de esos que caracterizan la enrevesada existencia, de manera estrepitosa y solitaria. Entonces la hice mía.

Jamás olvidaré la primera vez que la vi. No podía creer que se hubiesen plasmado tantos sentimientos, fantasía, lírica y arte en un solo filme. Uno de los retratos más hermosos sobre la ciudad de Berlín, trabajo que embruja e inspira apreciación genuina sobre los acontecimientos cotidianos que conforman la vida. «Monólogos interiores inspirados en la obra del poeta alemán Rainer Maria Rilke son escuchados, a menudo como breves fragmentos, y proporcionan un acompañamiento digno a la serenamente bella cinematografía de Henri Alekan»[1].

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Escuchar a Nick Cave cortejando el cúmulo de orgasmos emocionales y visuales me hizo sentir tan identificada con el visceral ángel en su melancolía, nostalgia y sueños, que nunca volví a ver el cine y la realidad de la misma manera. Damiel (Bruno Ganz) pasa días y noches observando el comportamiento de los humanos y escuchando sus pensamientos. No contento con ser testigo eterno del universo, finalmente decide tomar forma física y mortal.

Perfect Days (2024) me transportó directo a ese momento en 1990, trayendo a la memoria imágenes estremecedoras de cuando comenzaba a sentir afección devota por el celuloide. Es una proeza que Wenders continúe contando fábulas a través de los años en un “abrir y cerrar de ojos”, como si el tiempo no hubiera pasado, pero siempre situado en los momentos más trascendentales y contemporáneos. Al igual que su obsesión con Japón (“House of the Rising Sun”), los baños públicos, fuente de inspiración y proyecto artístico que se incuba desde 2022 (The Tokyo Toilet Art Project)[2], remarcan su cosmovisión sobre el valor comunitario y artístico detrás de estos elegantes sanitarios construidos por importantes arquitectos donde no existe diferencia alguna, ya que al utilizarlos todas las personas «somos parte de la humanidad» y nos volvemos vulnerables sin importar la clase social o procedencia.

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Esta vez Wim construye una historia sencilla (pero no menos afectuosa) sobre la felicidad y la belleza que pueden ser encontradas en la rutina, sencillez y monotonía —nuevamente—  a través de la música, fotografía y literatura, reconociéndome otra vez en ellas. La manera en cómo juega con lo real, rayando en lo onírico, es sublime.

Hirayama, interpretado por el tremendo Koji Yakusho, trabaja limpiando baños y se relaciona con los objetos existentes dentro del espacio —con tanta consideración— como si de obras de arte se tratara, remarcando en todo momento la importancia que la filosofía oriental pone en el respeto, pulcritud y hábitos como los valores más trascendentales de la colectividad. Con rutinas diarias sepulcrales desahoga su existencia sin complicaciones. Reside sin compañía alguna en un encantador departamento que alberga toda clase de parafernalia musical: viniles, casetes y afiches, piezas que cualquiera que se perciba a sí mismo melómano pudiera anhelar. Después del trabajo, se asea en baños públicos y cena en el mismo modesto comedor.

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A veces disfruta de la cercanía de viejos conocidos en un bar. En este punto las conexiones sugieren quizás una relación más íntima o trascendental de lo que aparentan.  Su gusto musical es exquisito. Mientras conduce, escucha cintas de The Velvet Underground o Patti Smith y es ávido lector, realizando la actividad antes de dormir. Aunque parece atrapado en un bucle de tiempo (como en River de Junta Yamaguchi (2023), otra gran película, pero aquí con plena convicción dejando a un lado la ciencia ficción y los viajes en el tiempo para adentrarse a la objetividad), se percibe sereno, inmutable. Sus ojos reflejan el trance que le produce el éxtasis perenne de las melodías y lo mucho que le transmiten, mientras la luz natural baña su rostro con suaves y casi eróticos halos. Paradójicamente, este entusiasmo se percibe: el amor por lo que le rodea es mágico e infinito. Para él los días son realmente perfectos. Las magníficas secuencias y planos, con una cálida y nostálgica iluminación y en conjunto con las escenas de sueños y fotografías en blanco y negro, añaden un manto creativo y esperanzador para el protagonista.

Hace años yo deseaba recitar poesía maravillosa para elevar mi cuerpo a lo más alto como Marion (Solveig Donmartin), reina del trapecio, pero hoy Hirayama es mi nuevo héroe al replantear por completo el concepto de la soledad; aunque apabullante, se requiere de gran valentía y coraje para sortearla de manera optimista. No pude evitar sentir que el corazón latía con más fuerza y se expandía en el pecho mientras escuchaba —conmovida hasta las lágrimas— los acordes de Lou Reed y su canción que da nombre homónimo al filme.

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La narrativa sugiere que Hirayama no siempre se ganaba el sustento fregando y desdibuja un pasado privilegiado que abandonó para darle peso a las cosas ordinarias de la vida, el esplendor de las alegrías simples: las puestas de sol y la importancia de estar en paz consigo mismo y sus demonios. Pero lo más importante: seguir siendo sólo un ser humano que comienza de nuevo cada día entre el poético y arrollador caos citadino de Tokyo. It’s a new dawn, It’s a new life for me, and I’m feeling good…

Se exhibe actualmente en Cineteca Nacional y en MUBI.

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[1] Raskin, Richard, 1993. «If There Is Such a Thing as Real Angels. An Interview with Henri Alekan, Director of Photography» [en línea] https://pov.imv.au.dk/Issue_08/section_1/artc2A.html

[2] Mehri, Behrouz, 2022. THE TOKYO TOILET ART PROJECT WITH WIM WENDERS, KOJI YAKUSHO, TADAO ANDO ET AL. [en línea] https://www.wim-wenders.com/the-tokyo-toilet-art-project-with-wim-wenders-koji-yakusho-tadao-ando-et-al/

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Miriam Gálvez Mancera

SuperHeroína coyoacanense. Bakeadicta. Cazadora de imágenes. Pesadilla, malestar creado por la mente enferma de algún noctámbulo en insomnio desesperado.

Fundadora de The Junkie Cinema Club y colaboradora de Fantasmagoría: festival de cine fantástico y de terror de Medellín.

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