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DOS FANTASMAS RUSOS DEAMBULAN POR LONDRES

 

Margarita Aurora González Ramírez

 

 

Adriana Díaz Enciso (Guadalajara, 1964) es una escritora mexicana cuya literatura no obedece a los gustos del momento ni a las exigencias editoriales. A diferencia de la obra de muchas de sus compatriotas y coetáneas, la de Adriana tiene un aire antiguo, cercano a las historias del siglo XIX, con un constante diálogo con los clásicos. (AQUÍ hablé de su uso de la figura clásica del basilisco, mediada por las interpretaciones de Paracelso y Blake.) El ritmo de su narración es un poco más lento que el de muchas obras actuales y se le da prioridad al sentir de los personajes. En su obra, hay una búsqueda de belleza y de verdad que se hace evidente en los planteamientos de sus personajes. Adriana rasga la realidad con historias fantásticas y de terror. En ellas hay monstruos sobrenaturales, pero también criaturas humanas que han sido atrapadas por la melancolía o por el dolor.

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Adriana Díaz Enciso

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Esta escritora tiene un gran gusto e interés por la literatura inglesa, que se puede constatar una y otra vez en su obra. Un ejemplo particularmente notable de ello, aunque no tan conocido, es el cuento “Y que no mueran los cuervos de la Torre”, que forma parte del libro Cuentos de fantasmas y otras mentiras (2005). En este cuento se narra la historia de dos personajes, un hombre y una mujer, que llegan a Londres, cada quién por su lado, huyendo de un pasado que han olvidado, pero del que saben, o al menos intuyen, tienen que alejarse. Lo peculiar de esta historia es que la llegada de esos dos personajes es el inicio de un retroceso en el tiempo hasta llegar al momento en el que recuerdan y se encuentran, se ven en el pasado: se reconocen.

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Desde que llegan a Londres, los personajes comienzan a tener visiones y sueños de asesinatos, incluso presencian crímenes. Vemos que la culpa y la maldad persiguen a estos personajes y nos preguntamos quiénes son ellos y qué han hecho para que les ocurran todas esas cosas. Al principio no tenemos mayores antecedentes de los personajes, ni siquiera sus nombres.  El hombre menciona que debe olvidar a una mujer a la cual odia, pero también menciona la pasión que sentía por ella. Ya casi al final del cuento, cuando los dos personajes se encuentran, él la llama Cathy. En el texto hay otras pistas acerca de sus identidades: en algún momento ella ve pasar una embarcación bautizada como Czarina Catherine y dice que desearía ser pasajera en ese barco. Eso y otros indicios sugieren que esos dos personajes son Catalina II la Grande y su amante, el soldado Grigori Orlov, a quienes persigue la culpa por el asesinato del zar Pedro III, esposo de Catalina, quien murió asfixiado a manos de Orlov y sus hermanos.

Como dije, los actos atroces que cometieron estos personajes atraen más culpa y maldad, y los atormentan constantemente. En sus recorridos por Londres, estos personajes se encuentran con varias personalidades malignas, incluso con algunos monstruos y fantasmas. Varios de ellos son fácilmente reconocibles para algunos lectores, pues encontramos, por ejemplo, a Sibyl Vane, de El retrato de Dorian Gray (1890), pero también se mencionan crímenes reales, como los de Jack el Destripador, y otros igual de reales pero que no forman parte del imaginario literario, como el asesinato y desmembramiento de Sarabjit Kaur, ocurrido a manos de su padre.

El vampiro es un monstruo recurrente en la obra de Díaz Enciso, y podemos encontrar que  la novela de Bram Stoker o sus personajes son un tema visitado en algunos textos de la escritora. En La sed (2001), su primera novela (recientemente reeditada), nos presenta la historia de Samuel, un vampiro solitario, malvado y melancólico que busca a una compañera que esté lo suficientemente alejada de su propia humanidad con la que pueda soportar el peso del tiempo.

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Así, en “Y que no mueran los cuervos de la Torre”, Cathy y Orlov se cruzan con algunos de los personajes de Drácula (1987), como Mina Harker, Jonathan Harker, Quincey Morris, Arthur Holmwood, Renfield y el mismísimo Conde.

Pero en este cuento también hay otras alusiones, un poco más veladas, a Drácula. Los dos protagonistas transitan por lugares emblemáticos como el parque de Carfax, que está muy cerca de la propiedad que compró Drácula. Así mismo, se alude a escenas como el ataque de Lucy Westenra a algunos niños cuando ya ha sido convertida en vampira o el momento en el que unos hombres transportan los ataúdes con tierra (sin los cuales no puede vivir el vampiro) a la nueva propiedad de Drácula. También se menciona la noticia de un lobo que escapó del zoológico. En algún momento, Cathy se encuentra con Jonathan, Mina y Drácula, un poco después de que el conde tuviera a Jonathan en cautiverio.

Por último, cerca del final del cuento, los protagonistas se encuentran por primera vez en una casa en Piccadilly Street. Ella “tocó la campanilla en el número 347, sin saber por qué. Y le abrieron”. Ya dentro de la casa somos testigos del odio y la pasión, incluso del miedo que sienten estos personajes al recordar quiénes son y lo que hicieron. Qué mejor lugar que la casa londinense del Conde para que ocurran las revelaciones terribles. (Y el verdadero aficionado se regocijará al recordar que el Deméter era un navío ruso, como nuestros personajes.)

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Preparativos para fotografiar un fantasma / Benjamín Domínguez

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En las pocas páginas de “Y que no mueran los cuervos de la Torre” se condensan los intereses y temas recurrentes de Adriana Díaz Enciso. Los monstruos humanos y sobrenaturales conviven y sirven como pretexto para reflexionar acerca de la maldad, la humanidad y los límites del amor. La intertextualidad es un elemento importante que le permite a Díaz Enciso enlazar su vasto conocimiento con la creación literaria, mediante un juego interesante de referencias en el que el lector puede participar si así lo desea. “Y que no mueran los cuervos de la Torre” es un mapa en el que los personajes transitan por lugares emblemáticos de Londres y de la literatura inglesa. Si bien los personajes de Díaz Enciso son parte de la tradición literaria inglesa que vive en las lecturas y en los textos de esta autora, no podemos ignorar que las historias donde todos los personajes son fantasmas no es algo exclusivamente inglés, pues conocemos bien la historia de los habitantes de Comala.

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AQUÍ puedes leer «Y que no se mueran los cuervos de la Torre».

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Margarita Aurora González Ramírez

Licenciada en Lingüística y Literatura Hispánica y maestra en Literatura Mexicana por la BUAP.

Ha tomado talleres de escritura. Diplomada en Literatura Fantástica y Ciencia Ficción por la Universidad del Claustro de Sor Juana.

Actualmente es maestrante en Escritura Creativa en la Universidad de Salamanca.

Escribe y lee acerca de monstruos y de terror.

https://www.instagram.com/lavoraginedeeos/

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